Grabación 6 del séptimo mes
Era mi mejor amigo… No pude despedirme de él.
¿Saben cuánto me insistió en que no tomara esa misión? Esa que estaba tan cerca de su casa… ¿Saben cuánto me presionó para que me quedara a proteger a su hermana? ¿Por qué le tuve que hacer caso?
Su hermana estaba a salvo, yo mismo me ocupé de su seguridad y él solo me repetía: “Por favor, ve con ella”.
Cómo soy estúpido, si hubiese insistido un poco más, él estaría con vida.
(Sollozos).
Una sensación en mis entrañas me dijo que algo malo estaba pasando y corrí tan rápido como pude. Llegué hasta su edificio de departamentos y vi que habían forzado la puerta. Corrí a las escaleras, salté sobre el pasamanos y empecé a escalar por el costado de estas. Parecía más una araña que un humano.
Llegué hasta el octavo piso y de un impulso me posicioné al frente de su puerta que estaba destrozada. Sabía que había llegado tarde y de todas formas entré.
(Sollozos)
Mi amigo estaba ahí forcejeando con un maldito vampiro que lo sujetaba del cuello. La expresión de burla de este maligno ser se ensanchó cuando me vio.
“Debía esperar a que llegaras, el amo así lo quiso”. Dijo el malnacido antes de asestar el golpe al pecho de mi amigo. Vi como sus ojos perdían el brillo al momento que me lanzaba inútilmente a detener el puñetazo que detuvo el palpitar de su corazón…
Antes de que esta hueste de la oscuridad se mofara de mí, lo golpeé en la garganta, en el rostro, le rompí dos costillas con mis tonfas y lo tiré por la ventana. No me asomé a verlo caer, pues sabía que iba a perecer de todas formas.
Sostuve a mi amigo con cautela y traté de hablarle, pero mi voz se quebraba…
De todas formas, ya no me oía. Cerré sus ojos y recé por su alma.
Mi maestra llegó al departamento y me vio sujetando el cuerpo de mi amigo. Me lo quitó de las manos y lo depositó en su cama. Ella me abrazó con tiento y lloré sobre su pecho mientras me daba palmaditas en la espalda.
“Te entiendo”, me dijo con ternura. “Está bien que llores”, agregó. Quise abrazarla con más fuerza, pero mi cuerpo no me respondía.
“No hay palabras para consolarte… Y tampoco tienes que decirme nada. Solo deja que el dolor te embargue y cuando estés listo, levántate”.
Estaba temblando descontroladamente y ella pasó una de sus manos por mi cabello.
“No te pediré que la venganza sea tu camino, pero te entrenaré aún más para que con ese conocimiento tomes la decisión correcta”.
No supe cuándo dejé de llorar. Lo último que recuerdo de ayer es que estábamos de nuevo en El Refugio mientras ella me servía té.
Hago esta promesa: No volveré a fallarle a mis amigos. Superaré mis límites para que esto no se repita…
(Fin de la grabación).
Esta historia está siendo escrita por partes bajo el título provisional de “Diario de un Cazamonstruos”. Aún no tiene estructura, pero espero poder trabajarlo pronto.
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